A menudo, cuando en alguna conferencia explico las posibilidades de la educación en línea, suele haber quién me hace una pregunta que quiere ser retórica: «Perdone, ¿verdad que el mejor modelo educativo es el mixto o blended?» Todo el que hace esta pregunta espera una respuesta del estilo: «Sí. Claro que sí.» Pero no es verdad, y quizás reciben mi respuesta con el pie cambiado.
Un modelo es mejor o peor en función de cómo dé respuesta a las necesidades de las personas que lo van a utilizar. No hay un único modelo que sea «el mejor». Es cierto que quien está acostumbrado a la enseñanza presencial se encuentra ciertamente incómodo cuando lo tiene que hacer todo online. Lo entiendo. Pero también es verdad que un modelo blended sólo puede dar buena respuesta -si está bien diseñado- a estudiantes que dispongan de las condiciones (disponibilidad de tiempo, posibilidades de desplazamiento, etc.) para asistir presencialmente a una parte de las clases. Como veis, a pesar de sus potenciales beneficios, que los tiene, no será un buen modelo para todos aquellos que no puedan desplazarse o que tengan constricciones de carácter horario, debido a cualquier motivo laboral, familiar o personal.
A pesar de ello, a quien tiene la experiencia mayoritaria de la educación presencial, le cuesta aceptar este razonamiento. En estos días, sin embargo, la situación de emergencia nos ha puesto un ejemplo perfecto de lo que estaba diciendo. La gente está en confinada en casa y, por tanto, no puede salir. Podemos desarrollar un modelo blended? La respuesta evidente es que no, incluso para aquellos más acérrimos defensores de este modelo. ¿Podemos decir entonces que este es el «mejor» modelo? No, lo será según las circunstancias y según a quién nos dirijamos.
Todo esto venía a cuento porque estos días ya no se habla de modalidades blended, pero sí de educación online. Y cuando hablamos de educación online, también tenemos que hablar de diferentes modelos, que serán más o menos adecuados en función de los objetivos que nos proponemos.
En este post no seré exhaustivo, seré breve, y me referiré a los modelos que en este momento estamos viendo que más personas o instituciones quieren impulsar.
Empezamos por el modelo de repositorio, aquel modelo en el que se ponen a disposición de los estudiantes contenidos, materiales y recursos de forma remota, a los que el estudiante puede acceder cuando quiera. No exige sincronía. Otro modelo es de vídeo-lecciones. Los docentes graban su lección, tal como la harían en clase, y la hacen accesible a sus estudiantes; pueden hacerlo de manera síncrona o asíncrona. Existe también el modelo basado en actividades. Los docentes proponen una serie de actividades y facilitan el acceso a recursos para resolverlas, o bien se pide a los estudiantes que busquen estos recursos en la red; no es necesaria la sincronía. Finalmente, el modelo de comunidades de aprendizaje en red se basa en la colaboración conjunta de todos los participantes, que se plantean retos y se ayudan mutuamente a encontrar la solución.
Todos estos modelos, y otros que no he mencionado aquí hoy, se pueden agrupar en dos grandes bloques: los que se basan en el autoaprendizaje y los que se basan en el acompañamiento. Esta diferencia es muy importante.
A menudo se piensa que la educación en línea es, simplemente, facilitar el acceso a recursos para que los estudiantes aprendan. Esta es la definición de autoaprendizaje, o del estudio independiente. Pero estos son dos conceptos que ya hace siglos que existen, y que han demostrado también sus obvias carencias. ¿Es mejor esto que nada? Por supuesto que sí, pero como educadores podemos aspirar a algo más para nuestra sociedad. Sin apoyo, sin acompañamiento de los docentes, solo un pequeño porcentaje de personas aprenden lo que deben aprender, o lo aprenden al nivel de profundidad que necesitan hacerlo. Los modelos que he descrito pueden llevarse a cabo con o sin acompañamiento docente, pero se tiende a pensar que el docente sólo puede imitar o replicar lo que hace en la clase presencial, y no es así.
Un buen modelo de educación online pone al alcance de los estudiantes un buen diseño educativo en forma de curso, un entorno tecnológico que funcione y que responda cuando se estrese, le facilita los mejores contenidos y recursos en los formatos más adecuados, establece un mecanismo para que los compañeros puedan colaborar entre ellos y, finalmente, pone a su disposición el acompañamiento de profesorado experto que ayuda al desarrollo de las actividades, a resolver las dudas y a evaluar los logros. Hacerlo todo o parte de manera síncrona o asíncrona y qué herramientas tecnológicas utilizar dependerá en buena parte de cómo sean y dónde estén nuestros estudiantes, y de las opciones que puedan activar. Pero nunca porque nosotros renunciamos a ofrecerles un modelo lo más completo y con más valor añadido posible.
Es necesario, pues, que sepamos de qué estamos hablando y que hablemos claro, sin crear confusiones innecesarias.